La
ciudad alberga al campus principal de la Universidad Autónoma de Sinaloa, la
institución de educación superior más importante del noroeste del país, al
Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo CIAD el centro de mayor
acreditamiento en materia de investigación relacionado al campo y valor
agregado, al Instituto Tecnológico de Culiacán, al Instituto Tecnológico de
Estudios Superiores de Monterrey, un campus de la Universidad de Occidente y un
gran número de instituciones de educación elemental, media y media superior
privadas y públicas que juntas suman 8029 aulas.
Hasta
el día de hoy esta masa critica de conocimiento, circunstancia especial de
nuestro espacio urbano, ha sido poco aprovechada. La vinculación de estos
actores con el empresarial y público es por mucho marginal. En los planes
municipales de desarrollo la presencia de instituciones de este peso académico
y científico es apenas enunciativa, pero nunca como parte u objeto de política
pública.
Sobre
ello es urgente hacer una serie de reflexiones profundas. La primera no por
general menos importante es ¿qué hacer con esta riqueza? ¿Qué hacer por estos
más de 200 mil jóvenes en materia de transporte público, de espacios para su
desarrollo educativo? ¿Qué hacer en materia de emprendurismo?
Es
absurdo que con estas instituciones persistan programas para emprendedores que
solo proyectan la ideas de siempre, restaurantes, el salón de belleza, la receta
del abuelo hecha negocio, todos esfuerzos loables, necesarios, valiosos, pero
lejos de la potencialidad que debiésemos estar alcanzando en materia de ideas.
Aprovechar
estas potencialidades implica asumirnos como una ciudad de conocimiento, que
haga de su capital humano e instituciones educativas y de investigación la
piedra angular de su economía y de su política pública. Para ello requerimos un
diseño de ciudad que permita la vinculación de estos sectores, se necesita
infraestructura, espacios y políticas todas enfocadas a la vinculación que nos
lleve a la creación de proyectos enfocados al desarrollo. Añadir al Sinaloa de
la gente bonita y alegre, el de la gente preparada, bilingüe, con las
capacidades y cualificaciones “necesarias” para impulsar y atraer la inversión
en los sectores donde tenemos oportunidad.
Tucson
y su clúster óptico y de servicios hospitalarios no se puede entender sin la
Universidad de Arizona, ni el Silicon Valley
sin las universidades de Stanford y Berkeley o la industria regiomontana
sin el ITESM. Estas relaciones no se dieron por generación espontanea, hubo una
política enfocada a aprovechar correctamente las potencialidades que el
conocimiento puede hacer por un espacio urbano.
Culiacán
puede ser la ciudad del conocimiento de noroeste del país, nadie como nosotros
tiene la capacidad instalada, capital humano y recursos para logralo. El primer
paso tiene que venir desde lo local, desde el ayuntamiento mismo en el diseño
de una ciudad más amigable y que permita el aprovechamiento de la inteligencia
que reside en sus lindes.
Sergio
Mario Arredondo
@sergiomario1