La Mazatlán Durango una oportunidad que debe construirse

La obra carretera Mazatlán Durango pudiese convertirse en un ejemplo más de la pasividad social que nos ha llevado a desaprovechar oportunidades de desarrollo.
La autopista Mazatlán-Durango a punto de ser concluida, nos permitirá ser parte del corredor transversal Mazatlán-Matamoros convirtiéndonos en miembro de una región integrada por los estados de Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, economías que representan poco más del 16% del PIB nacional.
El PIB promedio de estos estados es el doble del de Sinaloa y sus principales ciudades, Durango, Gomez Palacio, Torreón, Saltillo, Monterrey, Reyonsa y Matamoros representan un mercado de aproximadamente 7 millones de habitantes. 
Está obra carretera también nos estará conectando a la frontera con el estado de Texas por donde transita poco más del 70%  de las exportaciones de México y la Unión Americana.
El Dr. Jorge Figueroa en su trabajo “Desarrollo de nuevas vocaciones y proyectos productivos para los municipios del sur del estado de Sinaloa”, señala la complementariedad que se pudiese entre nuestra economía y las que conforman la región en materia de oportunidades en comercio, turismo e industria.
Una familia de Monterrey podrá salir a las 6 de la mañana y estar comiendo en Mazatlán antes de las 2 de la tarde, una genialidad y una verdadera oportunidad de desarrollo. El problema es que incentivos tendrá esa familia para decidirse visitar un puerto con todas las deficiencias de infraestructura que exhibe , un sector empresarial que se ha profesionalizado en el ejercicio de la queja y autoridades que no han establecido planes de desarrollo para el sector. Nuestra competencia turística serán San Antonio, Brownville, Austin, de las regiones más desarrolladas en la unión americana y la pregunta es si estamos preparados para ello.
Ser parte del corredor carretero abre también la oportunidad de convertirnos proveedores de servicios de alto valor agregado a sectores industriales maduros como los presentes en los estados miembros, la pregunta es si tenemos esos proveedores de servicios o si existen las condiciones de vinculación académica e innovación necesarias para el desarrollo de los mismos.
De igual forma, se establece la ocasión de convertir a Mazatlán en una plataforma logística frente a la región Asia-Pacifico para el comercio de bienes producidos en la región, el problema es que Mazatlán como puerto de cabotaje está lejos de tener las capacidades que demandaría una dinámica de este tipo.
Estas y muchas otras preguntas están sin responder, muchos son los proyectos que debiésemos estar desarrollando para aprovechar plenamente la nuevas circunstancias que vienen. De prevalecer esta pasividad de la autoridad y la sociedad en materia de proyectos de desarrollo, Sinaloa seguirá siendo una economía inercial con todas las consecuencias sociales que esto tiene en materia de oportunidades de empleo de calidad para las nuevas generaciones.
Las agencias de desarrollo, el gobierno estatal, universidades no nos hemos tomado en serio nuestro papel como generadores de oportunidades, seguimos actuando como aficionados del tema desarrollo con algunos aciertos esporádicos. No somos una sociedad vinculada que constantemente genera acciones serias para aprovechar nuestro potencial económico.
Un primer esfuerzo pudiese ser el crear una comisión ejecutiva para establecer una agenda de aprovechamiento de esta obra en especifico. Sinaloa cuenta con los elementos para estructurar agendas de desarrollo, academia, sectores empresariales maduros, instituciones, lo que hace falta son liderazgos que los impulsen.

Sergio Mario Arredondo
@sergiomario1

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