El TLCAN, es considerado el tratado comercial
más grande del planeta. Parece inconmovible sobre las bases del comercio que
fluye entre EU, Canadá y México, firmado en 1992, y que entró en vigor en 1994.
En ésta área geográfica, el comercio mundial
encontró un cauce para el intercambio de mercancías, inversiones y negocios. En
25 años, El TLCAN evolucionó de manera significativa, después de dos décadas,
las tres economías están fuertemente entrelazadas.
Actualmente, los países de EU, Canadá y México
intercambian un billón 185 mil 400 millones de dólares en productos al año, lo
que equivale aproximadamente a 3 mil 250 millones de dólares al día.
“El comercio es el plano más alto de la
economía”, escribió Thomas Mun, al momento de señalar que “ninguna nación puede
vivir sin la ayuda de otra nación”. En la actualidad, la tesis Mercantilista no
ha variado, toda vez que, la globalización del comercio, es la base para la
integración económica de un país.
Cierto, México no es el mismo en materia
comercial de 1993. El TLCAN permitió a
México multiplicar por 5.7 veces su comercio con EU y Canadá. En 1993 el
intercambio de bienes de México con canadienses y estadounidenses sumó 90 mil
944 millones de dólares, y la cifra ascendió a 515 mil 185 millones de dólares
en 2015.
No obstante, las relatorías de las
negociaciones del TLCAN perfilan un escenario sombrío que pone fin al Acuerdo
Comercial de México con EU.
Evidentemente, el presidente de EU, Donald
Trump está avocado a romper todo tipo de acuerdo internacional con su nación:
el acuerdo Transpacífico, con la Unesco, el acuerdo de París, y está a punto de
cancelar el acuerdo Nuclear con Irán. De ahí, que es posible considerar que
eché abajo el TLCAN.
México debe estar preparado para la
reconstrucción de las bases económicas y comerciales, que no son las mismas de
1994, ni su experiencia, ni su amplia perspectiva de comercio con 44 países. Las
autoridades y empresarios deben tomar medidas para abrir nuevos cauces al
comercio.
Se dice, que cuatro de cada diez dólares tiene
que ver con el TLCAN, lo cual significa que el impacto comercial en la economía
puede ser moderado, o de “corto alcance”, según Agustín Carstens, gobernador
del Banco de México; aun así, apremia una estrategia comercial y económica que
impulse el crecimiento del país.
La diversificación comercial con la Alianza
Transpacífico, Centroamérica, El Caribe, Europa y Asia, sería una opción
importante.
“Keynes nunca dejo de creer que el bienestar de
la sociedad dependía de la fuerza y de la claridad del pensamiento de unos
pocos”, escribió el economista R. F. Harrod, en el libro “La vida de John
Maynard Keynes”.
Así, México, la sociedad, depende de la
voluntad y sensatez de nuestras autoridades y empresarios para afrontar los
desafíos con la conclusión del TLCAN.
Para Sinaloa, la anulación del TLCAN representa
un reto de enormes proporciones. La exportación de jitomate, chile, mango,
camarón, atún y productos pecuarios, entre otros, tienen un elevado impacto en
la economía local. De ahí, la importancia de diversificar la economía de
Sinaloa, con valor agregado, para revertir los efectos comerciales e impulsar
el desarrollo de la entidad.
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